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Arthas: La Ascensión del Rey Exánime - Christie Golden


Sinopsis
El Rey Exánime es una entidad de poder incalculable y maldad sin parangón; su gélida alma ha sido consumida totalmente por sus planes de destruir toda lo que está vivo. Pero esto no siempre fue así. Mucho antes de que su alma se fundiera con la del orco chamán Ner´zhul, el Rey Exánime era Arthas Menethil, príncipe de Lordaeron y fiel paladín de la Mano de Plata. 

Rompiendo las reglas
Cada persona tiene sus propios rituales de lectura. Algunos seres humanos leen de manera caótica, saltan de un libro al otro, leen primero el final, abandonan libros, leen varios a la vez... pero lo hacen siempre. Esa es su regla. También existe gente con reglas más fáciles de identificar. Gente que lee de principio a fin una saga y nunca desde cualquier parte.
Con este libro rompí mis reglas.
La Ascensión del Rey Exánime es el sexto libro de la saga World of Warcraft, y elegí empezar leyendo este por varios motivos. Para empezar, he jugado Warcraft III y World of Warcraft así que entiendo perfectamente el contexto. También se puede decir que el libro puede disfrutarse sin conocer nada del contexto, ya que es una obra con principio y fin. aunque se entiende que hay mucho más detrás. Pero la razón principal es simple: me encanta el personaje de Arthas.
Otra cosa que no suelo hacer es leer la versión original en inglés. Pero en este caso me era imposible leer la versión española porque traducen los apellidos de manera horrible y la traducción es poco fiel al original (por ejemplo, cambiaron los nombres de las partes del libro). En fin, dejemos de lado las excusas, tomemos un abrigo (hace frío en el norte) y adentrémonos en la reseña.

Una mesa larga, muy pesada y de madera tallada ocupaba casi todo el espacio de la habitación. Donde podrían haberse alojado unos cuarenta invitados con suma facilidad. Aunque sólo tres seres se hallaban sentados a la mesa en aquel momento: un hombre, un orco y un muchacho.
No obstante, nada de esto era real, por supuesto. El hombre que se sentaba en el lugar de honor de la mesa, en una silla de madera tallada que recordaba a un trono sin serlo, un poco más elevada que las otras, lo sabía. Sabía que estaba soñando; que llevaba soñando mucho, mucho tiempo. La sala, los trofeos de colmipalas, el fuego, la mesa, e incluso el orco y el muchacho, no existían, sólo formaban parte de su sueño.



De Lucifer a Vader
La historia de Arthas no más que otra versión del arquetipo de La Caída. Una historia que muchos conocemos de sobra en alguna de sus versiones, pero las más conocidas suelen ser la caída de Lucifer y la vida de Anakin/Darth Vader. La estructura es simple: un ser de luz/bondad (un ángel, un jedi, o en este caso un paladín) se aleja del buen camino y se convierte en la encarnación de la maldad.
Sin embargo, Arthas se diferencia en algo muy importante. Nos enseñan que el diablo es malo desde pequeños, sin contarnos sobre su pasado junto al creador. Vader también se nos presenta como malo y solo después gracias a las precuelas conocemos su infancia. Con Arthas, en cambio, al jugar Warcraft III primero lo conocemos como un joven paladín lleno de buenas intenciones, lo guiamos en su desesperación por resolver los problemas que se le presentan y lo vemos tomar decisiones cada vez más cuestionables pero justificado por la envergadura de los acontecimientos... pero poco a poco se vuelve más ciego por su objetivo y termina perdido totalmente. La empatía con el personaje es mucho mayor no solo por conocerlo antes de la caída sino porque lo acompañamos en todo su descenso. Pero me estoy adelantando a los hechos.

Arthas el niño
La primer parte del libro abarca la infancia de Arthas, el hijo del rey de Lordaeron, un próspero reino humano. Aquí lo vemos como un niño travieso (típico de su edad) y bueno. No hace distinciones entre clases y se lleva bien con todos. La escena en la que lo conocemos es muy significativa: el joven príncipe ayudando a una yegua a dar a luz al potrillito que más tarde será Invencible, el favorito de Arthas. La relación con caballo marcará todo el libro, pese a todo lo que pasa.
Ese mismo día la tragedia ajena llegará a las puertas de su reino. Stormwind (Ventormenta) ha sido atacada por unos seres llamados orcos. El rey había sido asesinado a traición y su hijo, el príncipe Varian, llega a Lordaeron para buscar asilo.

De manera impulsiva agarró al príncipe del brazo y le dijo:
—Ayer vi nacer a un potrillo.
Parecía una estupidez, pero como fue lo primero que se le vino a la cabeza
siguió hablando del tema con suma seriedad.
—Cuando el tiempo mejore te llevaré a verlo. Es la cosa más increíble del mundo.
Varian se volvió hacia él y lo observo fijamente durante largo rato. Una amplia gama de emociones surcó su rostro: indignación, incredulidad, gratitud, ansiedad, comprensión. De pronto. Sus ojos castaños se llenaron de lágrimas y Varian apartó la mirada; cruzó los brazos y se hizo un ovillo, mientras sus hombros temblaban al ritmo de los sollozos que procuraba acallar como podía. Pero ya no era capaz de reprimir más sus sentimientos. A través de aquellos sonidos discordantes y atroces lamentaba la muerte de un padre, un reino y una forma de vida por los que probablemente no había podido llorar hasta ese preciso instante. Entonces Arthas le agarró el brazo y percibió que aquello que sostenía entre los dedos estaba rígido como una piedra.
—Odio el invierno —confesó entre sollozos Varian.
Y la inmensidad del dolor que expresaban esas tres sencillas palabras, aparentemente incongruentes, impacto a Arthas, quien, incapaz de ser testigo de tanto dolor ni de hacer nada por aliviarlo, le soltó el brazo, se dio vuelta y se dirigió hacia la ventana.

Cada página de esta parte sirve a tres propósitos: describir la bondad impulsiva de Arthas, presentar a los principales personajes y dar un contexto histórico a la narración. Muchos nombres importantes hacen aparición. Los más involucrados en la historia son Uther, un famoso paladín que será su mentor en el camino de la luz, Muradrin, un embajador enano que tratará de enseñarle a luchar, y Jaina Proudmoore (Valiente). Jaina es la hija de un importante militar y que se dirige a la ciudad de Dalaran para aprender magia. Ella y Arthas se hacen buenos amigos en el breve tiempo que pasan juntos.

Arthas el joven
El tiempo pasa y Arthas crece. Los orcos fueron derrotados y perdieron su espíritu combativo. Ahora
viven desganadamente dentro de campos de concentración. El heredero del trono se reencuentra con Jaina y comienza una relación amorosa con ella. A los 19 recibe la bendición de la Mano de Plata y se convierte en paladín. Las enseñanzas de Muradrin lo convirtieron en un buen luchador, no con la espada, sino con el martillo.
La relación con Jaina avanza y todos suponen que se van a casar. Pero Arthas se siente asustado por palabras como boda e hijos y frena las cosas, más de lo que cree. Jaina vuelve a sus estudios y ellos quedan como amigos.
Aquí Arthas aparece con la misma bondad de su juventud, pero su espíritu travieso se ha convertido en inconformidad y temeridad. Mientras que Varian es ya rey, el sigue siendo un príncipe mimado por su padre. Su vida no está teniendo las aventuras que el desearía.
La aventura llega de la mano de algo mucho más grave de lo que Arthas podría haber deseado. Se escuchan rumores de muertes y plagas, y Arthas irá a investigar con la ayuda de una maga, que no es otra que su amiga Jaina.
Jaina Proudmoore

El Rey Exánime. Opinión
Lo que sucede después algunos lo sabrán por haber jugado, otros no. Podría resumirlo pero prefiero
dejarlo para la lectura. Baste decir que Arthas se obsesiona con una espada y termina convirtiéndose en algo peor que aquello que quería combatir.
La historia es buena, aunque no difiere mucho de otras historias que narran La Caída. Los personajes son interesantes y hay muchos momentos que transmiten muy bien la emoción o el sentimiento necesarios. Para los que jugaron Warcraft y WoW, podrán enterarse de todo eso que fue omitido entre juego y juego, como la relación de Arthas y Jaina. Hay muchos detalles nuevos que enriquecen esa tragedia que seguramente los marcó como jugadores.
Pero no todo es bueno me temo. El libro enfrenta dos problemas serios. Por un lado, las descripciones no están bien logradas. Son simples, lo cual no es necesariamente malo, pero en este caso llegan a parecer infantiles por momentos. Por otro lado, la novela tiene el mismo problema de diálogos que casi todas las adaptaciones de videojuegos presentan. En un juego predomina la acción/interacción y los diálogos suelen ser demasiado armados para que en unas pocas palabras se transmita todo lo necesario. Pero lo que funciona en un juego no funciona en una novela, y antes que cambiar los diálogos y que los fans se quejen porque fueron cambiados, se dejan igual, resultando aparatosos y poco creíbles. No se si existe una solución a este problema.
Este tipo de novelas "por encargo" también me hacen pensar si no hubiesen sido mucho mejores si el escritor fuera también el que ideó la historia. No es que en este caso en particular se sienta que el autor no se ha compenetrado con lo que escribe, pero siempre existe la duda.


Puntaje:




Como extra, dejo aquí la cinemática de la expansión de World of Warcraft -Wrath of the Lich King, que es justo lo que sucede después del final de este libro (sin spoilers)


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